Tostados siguiendo una receta heredada desde 1960, los boquerones se introducen a mano con cuidado en la lata. Allí se impregnan del suave sabor y aroma del aceite de oliva.
Sólo el mejillón Gallego de Arosa (Mytilus galloprovincialis), que crece en los viveros propiedad de estos conserveros, es el que se utiliza para las delicatessen de la casa